Las viejas prácticas vuelven a la carga y muestran las garras en las filas de Cruzada Nacional

El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones y si el sorprendente Payo Cubas las tiene, seguramente ahora mismo esté dudando si su partido va camino a romper el histórico bipartidismo o hundirse en el mismo lodo que los demás.

De a poco se va asentando el polvo dejado por la estela electoral del 30A, con sus vencedores, como Peña y sus vencidos, como Alegre. En el medio, los que fueron sorpresa, como Cubas con su Cruzada Nacional. En un mundo cada vez más proclive a creer en los que se presentan como antisistema, Paraguayo Cubas parece perder ese brillo frente a denuncias que si no lo igualan, al menos lo acercan peligrosamente a quien el declara sus enemigos.

Primero, la situación con Rafaela Galeano Méndez, apoderada del partido, quien denunció haber sido objeto de maltrato verbal y físico por parte de supuestos representantes de Cruzada Nacional que exigían “aportes solidarios” para el partido a todos aquellos manifestantes que se encontraban en el día viernes reclamando frente a las puertas del TSJE.

Sumada a esta denuncia se agrega el caso del senador suplente Walter Janusz Kobylanski Brandhuber, efectivamente vinculado a una causa de corrupción radicada en Argentina. El nombre del dirigente de Cruzada Nacional figura como titular de un inmueble comprado con dinero obtenido en forma fraudulenta por parte de un testaferro de Cristina Kirchner, ex Presidenta Argentina. Y para preocupar más aún a Cubas, Kobylanski Brandhuber tiene grandes chances de asumir su banca ya que el titular, Rafael Esquivel, alias Mbururu, se encuentra procesado por la justicia paraguaya por diversos casos de invasión de inmuebles y abuso sexual de menores.

Es el momento que Cubas y Yolanda Paredes, matrimonio fuera del partido y máximos dirigentes dentro de este, tomen una decisión y dejen en claro si se suman a la política paraguaya para cambiarla o son simplemente más de lo mismo que dicen combatir.