A un día de que el Ministro del Interior será interpelado en la Cámara Alta, hacemos un recorrido por los puntos emblemáticos de su insegura gestión.

Su gestión arrancó con el pie izquierdo. A días de que el Presidente Mario Abdo, lo designe al frente del Ministerio del Interior; Ernesto Villamayor quiso desmantelar al “Grupo Lince”. La imperiosa necesidad de destruir lo construido en el Gobierno anterior lo superó.

Ya, desde antes de asumir en el cargo, el secretario de Estado, anunciaba que reformularían la filosofía y el esquema de trabajo de esta tropa elite de la Policía Nacional. Sin tener en cuenta, que en tan solo un año de labores se redujo en un 45% los asaltos callejeros.

La propuesta: desde que él asuma, los agentes motorizados deberían actuar a cara descubierta y con un portanombre en el pecho.

Ante el anuncio – y teniendo en cuenta el positivo accionar de los “Lince”-, las críticas colmaron los medios y las redes. Pero, para Villamayor, todo resultaba gracioso: “Se genera una polémica muy interesante y divertida, donde dicen que la ley hay que violarla, cosa que yo no comparto, para poder exigirle respeto a la gente, nosotros tenemos que partir del ejemplo”, expresó en su momento.

Así – y sin gracia-, la inseguridad tomó protagonismo durante su gestión.

En menos de un año de estar al frente de la cartera de seguridad; creció el crimen organizado a un nivel desmedido.

Dentro de las penitenciarías la crisis alcanzó su pico máximo: motines, violencia, muertes.

La condiciones infrahumanas  en las que se vive dentro de los diferentes centros de detención; llevan a que estas situaciones se repitan.

La crisis también atravesó las rejas.  Recordemos que el traslado del narcotraficante Jorge Samudio, alias “Samura”, miembro del Comando Vermelho; terminó con una emboscada, fuga y comisario asesinado.

Ante el hecho, la primera reacción del ministro fue lavarse las manos. Aseguró que “a él  no le cabía ningún tipo de responsabilidad”. Pero fue el mismo Mario Abdo fue quien reconoció que “hubo complicidad policial, corrupción y dinero de por medio».

Estos hechos, sumado a la ola de inseguridad que se vive en las calles de Paraguay; donde te asesinan en cualquier esquina por una moneda; llevaron al reclamo masivo. No sólo los ciudadanos comenzaron a exigir que se tomen medidas urgentes, también desde sectores políticos, y, hasta la misma Policía; elevó pedido de remoción del Ministro del Interior por su ineficaz gestión.

Los reclamos no fueron escuchados, ni por el funcionario en cuestión, ni por el Jefe de Estado.

La propuesta de Abdo fue recurrir a las FFAA, con la intención de militarizar el país. Pero, el rechazo fue masivo.

Desde asociaciones de Policías retirados convocaron a  huelga de “brazos caídos”, hasta que Villamayor se separado de su cargo. Pero, para el funcionario, esta huelga es inconstitucional; y poco le importó el reclamo de su propia Institución.

Además, desde dentro de las comisarías, empezaron los reclamos por falta de presupuesto. No cuentan con el suficiente armamento para poder desarrollar su gestión.

El presupuesto está; pero la distribución no es la correcta.

A comienzos de la semana, la Coordinadora de Abogados del Paraguay presentó una demanda penal contra ministro,  por lesión de confianza.

Se lo acusa de  sobrefacturaciones en la compara de comisarías móviles y muebles (se compraron notebooks a precios elevadísimos por encima del mercado; y comisarías ambulantes pequeñas pero valuadas en millones).

Y, si bien Villamayor afirmó que la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) no está teniendo los resultados deseados…debería admitir que es él quien fracasó.