“Este hecho no se inscribe den­tro del hastío ciudadano, este es un hecho de violencia”, dijo el Jefe de Gabinete luego de ser escrachado y agredido.

Las primeras declara­ciones del vilipendiado Juan Ernesto Villama­yor, tras el altercado del escra­che del sábado pasado por la noche con Darío Giménez, fueron de victimización y elu­dió mencionar las declaracio­nes soeces que enfurecieron aún más a los ciudadanos pre­sentes y llevaron a la presión. Lo llamativo fue que el alto funcionario asegura que el escrache no responde al has­tío ciudadano, sino más bien a un trasfondo político.

Previamente Villamayor, en su estrategia de difuminar la presión mediática, expresó: “Yo no dije que sea plan, viene de un lugar común. No voy a demandar, no voy a hacer drama sobre esto, porque entiendo que hay legitimi­dad en el hastío ciudadano”.

VILLAMAYOR SE ESCUDA EN LA MISOGINIA

En la dialéctica del jefe de Gabinete surgió escudarse en una supuesta misoginia contra su esposa, la señora Florentín. “Yo me ratifico, la actitud de la agresión sobre todo a las mujeres muestra la misoginia y la miserabili­dad en que se mueven deter­minados sectores lamenta­blemente”, dijo Villamayor. Sin embargo, el hecho no se caracterizaría como tal, ya que la aversión es hacia los hechos de corrupción y las personas que las realizan.

El sábado, el jefe de Gabi­nete de la Presidencia, Juan Ernesto Villamayor, fue escrachado e invitado a aban­donar el lugar por los presen­tes en un restaurante capita­lino. Ante la indiferencia del alto funcionario, el ambiente se volvió violento cuando según el agresor, Darío Felipe Giménez, Villamayor intentó golpear a su esposa. En medio de abucheos y tras ligar unos golpes, el funcio­nario se retiró del lugar con su esposa y una pareja amiga.