De nuevo se vivió una jornada central de Caacupé con la llamativa ausencia del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, quien prefirió huir no solo de la crítica de la Iglesia sino de la posibilidad de los abucheos de la multitud.

Se estima que Abdo no quiso escuchar la crítica de la homilía central en relación con evitar la ideología de género en la malla curricular de las escuelas, atendiendo que su gobierno se encuentra promoviendo a tambor batiente la inserción de tal capítulo en el marco de la Transformación Educativa.

Pese a su ausencia, el celebrante fue muy duro con las autoridades, señalando en un momento de su mensaje que “ya no queremos tener autoridades corruptas”. También hubo críticas a la gestión de las negociaciones por Itaipú y el manejo del IPS.

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Para muchos observadores, el que está en gestión es el Gobierno con mayor nivel de percepción en materia de corrupción en toda la transición. Todavía deben investigarse tragadas incluso con recursos de la pandemia.

Presencia con ejército

La única vez que se lo vio a Marito por Caacupé fue varios días previos, de improviso y con un ejército estimado en unos 300 policías y militares que hacían imposible que nadie se acercara a él.