El banco del Grupo Zuccolillo está muy comprometido en la causa de lavado de dinero del ex dirigente de la Conmebol Nicolás Leóz. Confesiones; y devolucione millonarias.

No sólo desde el Banco Atlas admitieron que no hicieron la diligencia ampliada sobre los contratos de fideicomisos de más de US$ 6 millones celebrados con Nicolás Leóz; también sus hijas – y herederas – le ordenaron al banco que devuelva US$ 2 millones a la Conmebol. Las pruebas ya son irrefutables.

En abril del 2020 las hijas del ex dirigente deportivo Nicolás Leóz (Nora Cecilia y María Celeste); enviaron una nota al Banco Atlas – del Grupo Zuccolillo – solicitando ceder los derechos económicos del contrato fiduciario a la Conmebol.

El documento decía:  “Manifestamos nuestra decisión de ceder todos los derechos económicos del presente fideicomiso y con­secuentemente instruimos irrevocablemente a ustedes a transferir en fecha 15 de julio del 2020 a la Confe­deración Sudamericana de Fútbol en cuenta a nombre de dicha confederación el importe en dólares ameri­canos que resulte de con­vertir a dicha moneda el monto de capital que tota­lizan G. 8.881. 581.485…”.

Además, esta nota firmada por las hijas de Leoz ordenaba que el Banco Atlas devolviera a la Conmebol los inte­reses devengados hasta el 15 de julio del 2020, previa deducción de impuestos, honorarios del fiduciario y gastos administrativos.

Desde la entidad bancaria recibieron esta orden el 4 de abril del año pasado; y fue firmada por el director del banco: Jorge Vera Trinidad.

 

Causa:

En 2016, la Conmebol designa al bufete de abogados Quinn Emanuel para representarlos ante el Departamento de Justicia (DOJ) de los Estados Unidos, por el FIFA-gate.

Durante la investigación se recolectaron casi 2 millones de documentos; por los cuales se demostró que millones de dólares que debían haber ido a la Conmebol, fueron desviados a terceras personas.

En agosto de 2016, se le envió nota al presidente del banco Atlas, Miguel Ángel Zaldívar Silvera  – yerno de Aldo Zuccolillo – señalando, entre otras cosas, que se había encontrado información indicando que en la institución bancaria tenían información concerniente a la investigación.

Recién un mes después Zaldívar respondió y se negó a entregar documentación pedida: “Nosotros solamente pode­mos proveer dicha infor­mación cuando viene de una autoridad competente en el marco de la investiga­ción

De este modo, y apoyado por la influencia de los medio del Grupo Zuccolillo, el banco Atlas nunca fue investigado.

Hasta ahora.

Tras la muerte de Leoz en 2019, sus hijas – y herederas – solicitaron transferir un total de G.8.881.581.485 de la cuenta que tenían en el BANCO ATLAS a una cuenta de la Conmebol. Otra prueba más del vínculo entre los Zuccolillo y los Leoz.

También, en el marco de la investi­gación, se pidieron informes a Inmobiliaria del Este SA, propiedad del Grupo Zuccolillo. Esta empresa habría sido utilizada para comercializar propiedades de Leoz.

 

Blindaje

Una de las cláusulas inclui­das en el contrato entre el Banco Atlas y Leoz esta­blecía que el fideicomitente (Leoz) se reservaba ins­truir, hasta un cierto por­centaje del fideicomiso, pago de obligaciones vin­culadas exclusivamente a su salud en el exterior y procesos judiciales en los que sea parte como actor o demandado (ejemplo: hono­rarios de abogados). O sea, que el banco de los Zuccolillo pactó expresamente cumplir ins­trucciones del fideicomi­tente para el pago de obliga­ciones que él mismo decida asumir en los contextos cita­dos (gastos de salud y gastos judiciales). Esta obligación no equivale a prever la even­tualidad de responder con sus bienes ante pronuncia­mientos de la justicia porque los US$ 6 millones ya no for­maban parte del patrimonio del fideicomitente, pertene­cen al patrimonio del banco y por ende se encuentran blin­dados.

  

Admiten no haber hecho diligencia ampliada

Los contratos con Leoz se celebraron cuando ya había orden de captura internacional dic­tada por la justicia nortea­mericana y orden de prisión domiciliaria dictada por un juez en Paraguay; porque se acusaba al dirigente deportivo de ser parte de una organi­zación mafiosa dedicada al fraude, lavado de activos y al soborno. Pero esto no fue una señal de alerta para los directivos del Banco Atlas.