La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) dio a conocer un comunicado con respecto al encuentro mantenido con el Papa Francisco en Roma para evaluar el tema de los abusos sexuales cometidos contra menores y personas vulnerables en la Iglesia. El Sumo Pontífice convocó a los presidentes de las conferencias episcopales del mundo a un cónclave del 21 al 24 de febrero en el Vaticano para debatir sobre la protección de menores ante los abusos sexuales.

“Hemos tenido la oportunidad de escuchar los testimonios dolorosos de las víctimas, que en su momento no han sido escuchadas ni atendidas con misericordia y justicia. Estos testimonios nos condujeron a las periferias existenciales de la Iglesia que, en palabras de Su Santidad, implica llegar a las periferias del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”, refiere el comunicado de la CEP.

Añade: “Debemos reconocer, avergonzarnos y pedir perdón porque nuestra conducta frente a los abusos ha respondido más a la lógica de la autopreservación de la Iglesia que al espíritu del Evangelio. Y en no pocos casos se los ha tolerado y se los ha encubierto, profundizando el dolor de las víctimas, siendo motivo de escándalo para los pequeños y poniendo en riesgo la credibilidad y la misión evangelizadora de la Iglesia”.

Los miembros de la CEP siguen reflexionando que: “Si bien en los años anteriores ya ha habido una importante reacción de la Iglesia para luchar contra el flagelo de los abusos sexuales cometidos dentro de la comunidad eclesial, la decisión del Santo Padre, acompañada por todos los presidentes de las Conferencias Episcopales, en representación del episcopado del mundo, nos lleva a asumir el compromiso en favor de la dignidad de la persona humana, imagen y semejanza de Dios, dando una respuesta contundente ante los abusos sexuales, procediendo con prontitud, trasparencia y justicia. En nuestras instituciones no puede ni debe existir lugar para los abusadores, ni para quienes los encubran”.

“Debemos comprender que el abuso sexual de menores es un mal que existe en toda la sociedad, y no sólo en la institución eclesial; por ello la respuesta de los Pastores no puede limitarse a esfuerzos tendientes a construir espacios seguros al interno de la Iglesia. Si bien esa es nuestra primera responsabilidad, urge impulsar acciones para adoptar medidas de protección contra los abusos de menores y personas vulnerables en todos los ámbitos en los que podamos intervenir en la sociedad”, agrega.

La recomendación es que “Frente a esta “herida abierta en el corazón de la Iglesia”, debemos continuar con el proceso de sanación y para ello vemos fundamental el sincero compromiso de los Pastores con las víctimas, quienes han sido dañadas por personas que debían estar a su cuidado y que se han aprovechado de su posición de autoridad para cometer estas atrocidades”.

“No basta con realizar denuncias ante los organismos eclesiales y estatales respectivamente, es urgente encontrar espacios que permitan estar cerca de las víctimas y de sus familias; así como en el acompañamiento sostenido e integral a las comunidades afectadas. El Papa Francisco nos decía en su alocución el día de hoy: Por lo tanto, la Iglesia tiene el deber de ofrecerles (a las víctimas) todo el apoyo necesario, valiéndose de expertos en esta materia. Escuchar, dejadme decir: “perder tiempo” en escuchar. La escucha sana al herido, y nos sana también a nosotros mismos del egoísmo, de la distancia, del “no me corresponde”, de la actitud del sacerdote y del levita de la parábola del Buen Samaritano”, concluye el documento firmado por monseñor Adalberto Martínez Flores, obispo de Villarrica y presidente de la CEP.