A partir de hoy domingo 1 de enero rige la reducción del 38,9 % en la tarifa que pagará Brasil en Itaipú, que de USD 20,75 baja a USD 12,67. La decisión la tomó de forma inconsulta el saliente Gobierno de Bolsonaro como “herencia bendita”, pese a que el vecino retira el 35,5 % de energía que le corresponde a nuestro país. Lula Da Silva asume hoy.

La actual tarifa consensuada de Itaipú es de USD 20.75 Kw y se la bautizó como “intermedia”, por encontrarse en la mitad de las posiciones de Paraguay y Brasil para el 2022, que eran de 22,60 y de 18,90 respectivamente.

Sin embargo, desde enero hasta agosto del 2022, (mes en que se llegó a un consenso de partes) Brasil pagó lo que quiso, es decir, USD 18.90, con el argumento del descenso de la deuda, el componente de mayor peso dentro de la tarifa y con el maquillaje de “provisorio”, mientras se alcanzaba un acuerdo, más el compromiso de cubrir la diferencia, según sea el resultado.

Con mucha benevolencia podría decirse que aquella decisión fue sorpresiva para nuestro país y que por ello se vio sobrepasado y no supo cómo actuar, Sin embargo, la misma jugada se repitió en diciembre del 2022, con un “golazo de mediacancha” en los últimos minutos de Bolsonaro en el partido, con dedicatoria incluida, ante la atónita mirada de los “defensores paraguayos” Manuel María Cáceres y Julio Arriola y la quietud del portero “Marito”.

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Esta vez anunciaron la disminución de la tarifa en un 38,9 %, es decir, a USD 12,67 y recordaron que es la segunda en la era Bolsonaro, que en total suma 43,9 % en su gestión y que dejará como “herencia bendita” una energía más barata para los consumidores brasileños, con un ahorro de 9 billones de reales. 

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La fecha elegida para el anuncio fue el 19 de diciembre, un día después de las internas simultáneas partidarias. Desde entonces, el silencio que de por sí existía en el Gobierno por la derrota del oficialismo, se acrecentó, y nadie fue capaz de dar la cara por el país ni aclarar nada a la opinión pública.

No fue sino hasta el viernes 23 de diciembre, cuando ya se había declarado asueto en la función pública y la mayoría tenía su atención en las fiestas, que la Cancillería y el directorio de Itaipú llamaron a conferencia de prensa, acompañados por la ANDE.

El director paraguayo, Manuel María Cáceres, se limitó a repetir hasta el cansancio que no existe tarifa consensuada y que “prosigue el análisis” de las bases presupuestarias y sus componentes para la definición de la tarifa. 

También admitió que fue una decisión inconsulta, pero aclaró que una vez consensuada la tarifa, se deberá compensar la diferencia. “No es algo que se nos preguntó a nosotros, nos enteramos como ustedes, dos minutos antes de que se publique en los medios”, admitió Cáceres.

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En tanto, el presidente de la ANDE, Félix Sosa, el único que hasta ahora habló de la postura paraguaya, aunque no de los caminos para negociarla, indicó que lo único que le conviene al país es que la tarifa se mantenga en lo más alto, ya que  del 50 % que le corresponde a Paraguay, el 35,5 % lo retira Brasil.

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A nivel local solamente existieron estos pronunciamientos, pero ningún intento por evitar que Brasil concrete su decisión unilateral. A más de esto, el senador Eusebio Ramón Ayala solicitó una sesión extra de la Comisión Permanente, la cual fue postergada increíblemente a pedido de uno de los convocados, el canciller Julio Arriola, quien sugirió posponer el encuentro para enero, ya que prevé conversar con su par brasileño al respecto el 1 de enero, durante la investidura de Lula. Sin embargo, el propio ministro brasileño ya avisó que no habrá tiempo para reuniones bilaterales.

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Luis Inácio Lula Da Silva asume hoy con una nueva tarifa “provisoria”. De atreverse a tocarla y a disponer que se continúe pagando la tarifa consensuada hasta que se llegue a un acuerdo por la del 2023, será la decisión más antipopulista apenas al inicio de su mandato, por lo que, por ende, no moverá un dedo.