El Jefe de Estado atraviesa su peor momento en su relación con los senadores y recrudece la crisis institucional derivada por la falta de medicamentos y la ausencia de vacunas para contener la pandemia del coronavirus.

El mandatario no cumplió con los pedidos de su equipo político de Colorado Añetete y se fue quedando sin aliados en una de las cámaras más estratégicas para sostener la gobernabilidad de un gobierno.

La incapacidad de gestión política ensombrece el escenario en medio del fantasma de la amenaza de juicio que nuevamente se cierne en el Congreso con la presión ciudadana que prepara para hoy una gran movilización para exigir la renuncia de los integrantes del Ejecutivo.

El detonante que estalló la nueva crisis es la queja generalizada por la falta de medicamentos que obliga a los familiares de enfermos Covid a vender todo lo que pueden para evitar que mueran sus pacientes. La escena más cruda se observó en la vigilia en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram). La misma situación desgarradora se repitió en el Instituto de Previsión Social, en el Hospital de Itauguá y el Hospital de Clínicas, donde hay carencias, pese al millonario préstamo asumido por el Gobierno durante el inicio de la pandemia.

El jefe de Estado no reaccionó ante la ola de críticas y demostró una vez más que vive ausente de la realidad que golpea a la población. Inclusive, en un discurso dijo que si se llega a enfermarse de Covid y necesita de internación, lo hará en el Ineram porque tiene una alta capacidad de reacción.

NEGOCIACIONES. Los senadores que respondían a Añetete comenzaron a soltarle la mano desde hace tiempo cuando exigieron la remoción de integrantes del Gabinete, entre ellos, Julio Mazzoleni (Salud), y Eduardo Petta (Educación). Ambos incondicionales del presidente de la República.

La clara señal de desaprobación política se dio ayer en la primera sesión del Senado tras el receso parlamentario. Muchos de los antiguos aliados aprobaron el pedido que insta a que presenten su renuncia el ministro Mazzoleni, su viceministro Julio Rolón y el director de Vigilancia Sanitaria, Guillermo Sequera.

La propuesta fue gestada por uno que era un antiguo aliado de Mario Abdo: el senador Martín Arévalo. Contó con el apoyo de Juan Afara y Enrique Bacchetta. Luego las abstenciones de Blanca Ovelar, Óscar Salomón y Rodolfo Friedmann.

La definición constituye una clara señal de debilidad del Ejecutivo y la pulseada por el control de poder con los senadores. Las autoridades de Salud son los fusibles que si no renuncian terminarán finalmente dando el golpe final al presidente.

Las conversaciones en el Senado se dan entre el presidente del Congreso, Óscar Salomón, con referentes de Añetete, y el sector de Fernando Lugo. Hay otro nivel de conversaciones y medición de temperatura con el sector liderado por Horacio Cartes.

En Palacio de Gobierno buscan desactivar la crisis a través de Silvio Ovelar en el Senado, mientras que en Diputados sigue respaldando su sostenibilidad mediante el acuerdo con el del cartismo.

El presidente de la República ahora deberá medir si cede al pedido de la Cámara de Senadores o se mantiene abroquelado tal como lo hizo anteriormente con Eduardo Petta, quien recibió el voto de censura denotando una clara señal de derrota política para el Ejecutivo.

El principal temor que hay en casa de Gobierno es que pueda haber una mayor movilización ciudadana que finalmente pueda aumentar la presión para realizar los cambios o cambiar realmente el tablero ante un eventual juicio político que se había desactivado en el 2019 tras el acuerdo fallido de Itaipú.

Secretario presidencial dijo que no es momento de oportunismo
Mauricio Espínola, secretario privado del presidente de la República, dijo que la crisis sanitaria no debe ser utilizada como momento de oportunismo político.
“Creo que no debería ser una situación de oportunismo político, yo vi quien había presentado el pedido (Martín Arévalo) hay una mezcla de muchas situaciones”, expresó en declaraciones a radio Ñandutí AM.

Consideró que es un mensaje político para el presidente de la República respecto a la decisión que tomaron los 30 senadores que aprobaron el pedido instando a la renuncia del ministro de Salud, Julio Mazzoleni, y sus principales colaboradores.
“Respecto a esta situación, hay un gran debate. Nosotros entendemos que hay un problema, pero estamos trabajando para resolver”, insistió el colaborador político del mandatario.

Tras el escándalo y la indignación ciudadana que generó la falta de medicamentos para los enfermos de Covid-19, el presidente de la República ordenó movilizar todos los mecanismos de asistencia económica directa a las familias que necesiten comprar de manera urgente los medicamentos.
El trabajo está a cargo del ministro de Hacienda, Óscar Llamosas.
Le indicaron que el miércoles se realizó una primera entrega de los medicamentos que más falta hacían (atracurio y midazolam) en el Ineram y el Hospital Nacional. Ayer se realizó una nueva entrega de abastecimiento para todos los hospitales, donde están los enfermos.

En Palacio de Gobierno informaron que el Ineram está plenamente abastecido.
Tras la ira de la población, se realizó una visita del viceministro de Salud, Julio Rolón, y el director de Insumos al hospital para corroborar la disponibilidad.
Los principales colaboradores del presidente de la República rechazan que hubo un fracaso de la política de salud para sostener la enfermedad. El propio Mario Abdo interviene en cada discurso señalando que hubo decisiones acertadas que ayudaron a frenar el coronavirus.

Sin embargo, la falta de firmeza y la impunidad para castigar a los responsables del intento de fraude en la cartera de Salud con las compras públicas detonaron la crisis en el Gobierno.